En el inicio de nuestra Historia los inviernos eran largos y duros, y durante muchos días el País de Altamira permanecería cubierto de nieve. Era tiempo para protegerse en la cueva, bien abrigados con pieles gruesas de bisonte y ciervo; era tiempo para reparar y completar la caja de herramientas, tallando el sílex acumulado para fabricar puntas para cazar o arpones de asta para pescar en la primavera. Durante el invierno la caza sería menos abundante, aunque en la nieve sería fácil identificar las huellas de los animales.
Reunidos al calor del hogar, con sus relatos los mayores rememorarían viejas historias, hazañas y también anécdotas divertidas. ¿Sonaría mientras tanto alguna flauta o algún ritmo para amenizar estas historias? A la luz de las hogueras habría tiempo también para crear bellas figuras de hueso, o decorar algunos de los arpones más perfectos. Quizá en el pensamiento de todos estaba la primavera, el sol como el que nos acompaña estos días, las fiestas y celebraciones por el nacimiento inminente de becerros, potros y cervatillos, y también por la formación o la llegada de algunas manadas de animales.
¿Cómo os imagináis las jornadas de invierno en la cueva de Altamira? Os animamos a que pobléis este País de Altamira con vuestras historias y os proponemos crear una historia para las viñetas que encontraréis en la Galería de imágenes de este blog; fijaros bien en las huellas sobre la nieve, ¿identificáis a esos pobladores de estos parajes? ¿qué harían ancianos y niños cobijados en la cueva frente al frío de los últimos hielos y nieves o los días de granizo primaveral?
En este enlace Prehistorias posibles1 están las indicaciones para enviar vuestras creaciones al museo. Para ambientar estas historias, os ayudará recordar el mapa que aparece en una entrada anterior en este blog, la titulada “El país de Altamira”.
¡Hasta pronto!